TRADICIÓN
Su origen etimológico se encuentra en latín traditio, traditionis que significa entrega o transmisión. Según la Real Real Academia Española, TRADICIÓN es la doctrina, costumbre, etc., conservada en un pueblo por transmisión de padres a hijos; o la transmisión de noticias, composiciones literarias, doctrinas, ritos, costumbres, etc., hecha de generación en generación.
En español se ha perdido en gran medida su significado mercantil (excepto en el ámbito del derecho), ya que la TRADICIÓN también significa la entrega física a alguien de algo. Este rasgo se ha mantenido de una forma viva en la lengua inglesa, y así tenemos la palabra trade (=comercio) y todos sus derivados (trading...). En cuanto a su traducción directa en otras lenguas, nos encontramos con que casi todas las lenguas de nuestro entorno europeo han conservado la misma raíz y le otorgan el mismo significado, teniendo de este modo la palabra tradition (común en ingles, alemán y francés), tradição (portugués), y tradizione (italiano).
Entrando ya en un ámbito puramente cultural, es muy interesante el visualizar las connotaciones de “entrega” y “transmisión” cuando estamos hablando de tradiciones culturales y etnológicas, máxime, en una época como la actual donde muchas de ellas, en especial las centenarias tradiciones europeas que han tenido plena vigencia en nuestro territorio hasta hace escasos años. Este mismo fenómeno está ocurriendo con las culturas indígenas, en muchos casos milenarias y poco conocidas por la sociedad occidental, de América, Asia y Oceanía, donde están siendo pisoteadas sistemáticamente en nombre de un falso progreso material.
Es importante por lo tanto, tener presente este componente de “entrega” de algo valioso, algo que ha sido cuidadosamente “transmitido” de generación en generación, cuando tratamos de tradiciones propias y ajenas, y es necesario contribuir y participar en esta cadena de entregas y transmisiones (sobre todo en las propias), para que con posterioridad podamos hacer llegar este valioso y rico legado cultural a generaciones posteriores, para que también ellas puedan ser partícipes de este maravilloso fenómeno.
"Antaño, la personalidad se constituía sobre un fondo de pertenencia: aspirando a la excelencia, el individuo trataba de ilustrar y a la vez continuar lo que le había precedido. Su forma de concebir el mundo implicaba, pues, una cierta valorización del origen. A partir de Ahora, lo "novum" adquiere valor por sí mismo. [...]" (Alain de Benoist)
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